Y todo empieza con un sueño. Como la mayoría de las mejores cosas que suceden, viene precedidas por un sueño…
Soñamos con formar una familia y no me refiero a la clásica familia sino a la nuestra propia, la que cada una de nosotras queremos tener. Soñamos con nuestra casa, ese rincón donde perdernos y encontrarnos. Soñamos con nuestra vida, en fin soñamos con todo aquello que nos hace o puede hacernos felices. Y es así, con un sueño como decidí convertirme en emprendedora.
No os negaré que la idea empieza por asustar, pero siempre me enseñaron que si da un poco de miedo, es justo lo que necesitamos. Porque nada viene sin esfuerzo, sin constancia y sin lucha.
Cuando me planteaba este nuevo reto, este cambio de vida y lo hablaba con las personas que más me importan, mi familia, su respuesta siempre era la misma: “Si te esfuerzas y luchas “¿Por qué no vas a lograrlo?”. “¡Y si no lo intentas quizás eso te persiga el resto de tu vida!”.
“Eres capaz de conseguir lo que te propongas”. No os negaré que pese al apoyo de todas estas personas que empujan conmigo en mi misma dirección siempre queda ese miedo, esas dudas. Pero el miedo jamás ha paralizado mis pasos y esta vez no tenía por qué ser diferente.
Si juntamos mi pasión por la moda con el ritmo de vida que todas nosotras llevamos hoy en día, con muchas obligaciones, con días a los que le faltan horas y con mi situación personal. Aparece un coctel que me impulsa a perseguir aquello que me hace vibrar.
Porque en definitiva ¿qué es la vida? Para mi es la suma de todas las cosas que deseo alcanzar.
Espero, deseo y necesito vuestra compañía para conseguir que mi sueño se haga realidad. Y por qué no, si mis palabras sirven para que alguien se quite los miedos y se lance a soñar conmigo…